En las últimas décadas la terapia ocupacional ha cobrado relevancia en el ámbito de la salud, uno de los grupos poblacionales en los que se ha aplicado con gran éxito es en personas de la tercera edad.
¿Qué es la terapia ocupacional? Se refiere a una disciplina que considera los aspectos físicos, psicológicos y sociales del individuo para crear una dinámica terapéutica que lo ayude a alcanzar su capacidad máxima en estas áreas, para así lograr la mayor independencia posible.
Se realiza previamente un diagnóstico clínico sobre las limitantes físicas, psicológicas y sociales del paciente para determinar qué áreas requieren mayor atención y qué habilidades aún quedan intactas en la persona.
Se crean objetivos individuales para encauzar el tratamiento y se monitorea el progreso del paciente en el desempeño de sus actividades diarias, que generalmente tienen que ver con el cuidado de sí mismo, como su higiene personal, ir de compras, hacerse de comer, etc.
¿Para qué sirve?
La terapia ocupacional tiene el fin de que la persona sea autosuficiente, parece simple pero conlleva una serie de beneficios aledaños de importancia alta, por ejemplo, un adulto mayor que logra hacerse cargo de sí mismo cuando pensaba que esto ya no era posible incrementa considerablemente su confianza en sus capacidades, el autoestima se eleva, es capaz de crear un nuevo significado a su vida, se siente útil y capaz de ayudarse a sí mismo y a otros. Anímicamente se fortalece, recordemos que muchos ancianos caen en depresión porque se sienten inútiles, frustrados, abandonados y vulnerables; la terapia ocupacional sirve para que ellos mismos y su entorno les concedan una nueva característica: personas experimentadas e independientes.
Dentro de este tipo de terapia se ha ido incluyendo el realizar labores que le generen además de todo esto, un beneficio económico, consisten en trabajos acordes a sus capacidades físicas y cognitivas que lo ayudan a seguirlas desarrollando, lo que contribuye a frenar el deterioro físico y mental al que el cuerpo humano se enfrenta en esta etapa de la vida.
Se ha comprobado que los adultos mayores que siguen trabajando (con parámetros aceptables para su salud y sus intereses) tienen una vida más satisfactoria y de mejor calidad.